jueves, 26 de abril de 2012

Días de soledad

El cielo estaba manchado de grises, violeta y rojo, rojo sangre. La playa se extendía frente a sus ojos azules, el sol de atardecer caía pesado sobre sus párpados; le nublaba la vista. El mar rugía con furia como reclamando lo que es suyo; le llamaba desde sus entrañas.
Sus huellas húmedas marcando la arena, pronto llegaría la espuma y las borraría, cómo deseaba que lavara así sus recuerdos, que pudiese borrar así el dolor.
Cómo deseaba borrar de sus labios aquellos besos, de su cuerpo las cálidas caricias que ahora desgarraban su piel por dentro. Si pudiese lavar aquella fragancia impregnada de todas las veces que le rodeó con los brazos, esas veces que sentía que quería atraparlo y nunca dejarlo ir.
Si pudiese borrar de su mente todas las promesas que aun esperaba que se cumpliesen, que le ataban a la vida.
Si tan sólo pudiese escapar de todo, correr hacia lo profundo del mar y acabar con todo, romper las promesas, ahogar los días en que quiso pasar toda su vida a su lado, ahogar todas las noches que pensó que el resto de sus noches serían así de cálidas, lavar el vestigio de vida que aun manchaba su cuerpo.
Se dejó caer sobre sus rodillas en la arena y soltó en llanto, sus lágrimas diluían su delineador negro, no tenía el coraje, nunca lo tendría, aun seguía esperando un milagro.
Una fresca lluvia comenzó a caer del cielo ya obscurecido, ella elevó la mirada y soltó un suspiro.


La calma

El sol tibio deslizándose por su mejilla, un rayo de luz se estira hasta tocar sus labios carnosos, ella brilla, su rostro brilla como si ahora fuese una prolongación del mismo sol, temo besarla, temo besar su pálida frente y que su pureza me queme. Mas me acerco lentamente, coloco la mano derecha en una de sus mejillas, tocar su piel de terciopelo vale la muerte. Ella me mira con sus ojos negros tan profundos mientras el viento me envuelve con sus largos cabellos. No existe un momento más perfecto que este.

Qué pasó (parte I)

Qué pasó con los buenos tiempos, cuando el mundo, para mí,
estaba lleno de colores y emociones tan intensas que me costaba respirar,
cuando el sol brillaba con más calidez en el cielo azul,
cuando el aire era más fresco y siempre cargaba tu aroma,
cuando la gélida lluvia empapaba mi cabello y no importaba nada más que obtener un abrazo tuyo,
cuando traía una sonrisa pintada, en la cara, que no me podía borrar,
cuando me sentía niña de nuevo y disfrutaba de ver las luces nocturnas dejar marcados sus trayectos fluorescentes en mis párpados cerrados,
cuando me recostaba en el pasto húmedo y conforme el rocío mojaba mi espalda sentía que la vida iba cobrando sentido.
Qué pasó con esas esperanzas de una nueva oportunidad de hacer bien todo lo que he hecho mal.
Qué pasó con esa felicidad simple que amé tener, con mis ilusiones, que creí algún día, si esperaba, se harían realidad.
Que pasó con esa sensación de volver a mi infancia, de disfrutar de cualquier cosa, de sentir el corazón latir más vivo que nunca, de creer ciegamente sin saber lo que es sufrir y lo que es decepción.
Qué pasó con los altos y verdes cipreses que impregnaban de fantasía mis tardes, verdes como tu iris.
Qué pasó que ahora cada mes es distinto y ya nunca es diciembre.
Todo volvió a ser tan sólo lo que era; nada...

Qué pasó conmigo.

martes, 24 de abril de 2012

Deseos


Y necesito revivirlo, de una u otra forma lo fuerzo; necesito volver al consuelo de tus ojos verdes, porque este abismo, te juro, está acabando con mi vida. 
Necesito volver a tus brazos que me sostenían con firmeza, con sinceridad y olvidar esta paranoia de que todo es falso.
Necesito volverme a sentir alguien especial y no un reemplazo para llenar el vacío que alguien especial dejó.

Siento que no soy nadie, que no tengo nada, tengo más miedo de lo que había experimentado alguna vez, y más adicción, terrible adicción y dependencia. 
Mi deseo era sentirme libre de nuevo, no sé qué tanto cambió todo, no sé qué tanto me liberé, si sólo vivo por quién me dio la libertad.
Libertad que, lentamente, todo lo consume, duele tanto, que en las noches vacías no puedo respirar, menos dormir, y las madrugadas son aún más celestes, me aterran más, odio estos días… pero a la vez alivia el dolor, el tiempo a su lado todo lo sana o parece hacerlo; recuerdo así fue como empezó todo, tratando de sanar, de olvidar.

Y ahora todo me trae de vuelta a ti, o yo intento volver, pero ahora todo es tan diferente, siento que yo cambié, igual lo hiciste tú, o no sé qué fue lo que pasó, yo volví a ser todo lo que una vez odié, todo lo que dejé atrás contigo, y la redención que creí haber alcanzado, ahora está más lejos que nunca.
Y te digo lo que aprendí: los deseos cumplidos pueden ser peligrosos… Es todo lo que esperaba, sólo que no lo esperaba así, con este dolor intenso, con esa sensación de que no hay nada más, que esto era todo y en realidad no es nada, no hay nada para mí… Que estuve soñando, y más que eso, viviendo en vano.